Sportivo Belgrano: El Semillero de Primera

Uno de los primeros cracks surgidos de Sportivo Belgrano: Francisco Poletto. Llegó a jugar en Primera para Tigre en 1932.

El equipo uruguayo campeón del Mundial ’50. El último de los agachados
de izquierda a derecha es Ernesto “Patrullero” Vidal, quien nació en
Italia pero se crió en San Francisco y comenzó su carrera futbolística
en Sportivo Belgrano. Luego fue figura en Rosario Central, Peñarol de
Montevideo y la Fiorentina de Italia.

Cordobés de Laboulaye, el centrodelantero Federico Geronis (izquierda)
fue transferido por Sportivo Belgrano en 1944 a Rosario Central, donde
cumplió desempeños que le permitieron llegar más tarde a Boca. Por su
pase, el club “canalla” cedió a la institución cordobesa a Uberto
Giménez (derecha), un “diez” que llegó a jugar 7 partidos y marcar 2
goles para el Barcelona en la temporada 1949/50 del fútbol español.

Una muestra del gran poderío de Sportivo Belgrano fue este equipo que
tuvo en 1944, con amplia mayoría de futbolistas que jugaron en la
Primera de la AFA. Parados: Fernández, Sosa, Gagliardo, Peñalva (arquero
que entre 1945 y 1946 jugó en San Lorenzo), Paradella y Daniele.
Hincados: Odasso, Maigán, Benavento, Biancotti y Tissera. Octavio
Biancotti había surgido del club a comienzos de los años ’30, y tras
jugar para Chacarita en Primera entre 1934 y 1936 volvió a ser gran
figura de Sportivo Belgrano durante muchos años a partir de 1939. Es
considerado el máximo ídolo del club. Lo apodaban “El Maestro”, y así
supo reflejarlo en las páginas de “El Gráfico” un gran periodista que lo
admirara de joven en San Francisco: Dante Panzeri.

En 1945, Sportivo Belgrano obtuvo su primer título en la Liga Cordobesa
con este equipo. Parados: Daniel Sosa, Oscar Goncebat, Elvio Paradella,
Raúl Tenuta, Marino López y Aldo Gagliardo. Agachados: Elmo Tissera,
Eugenio Maigán, Héctor Odasso, Octavio Biancotti y Eduardo Valentini.
Antes o después, casi todos jugaron en la Primera de la AFA.

En 1949, el club transfirió su delantera completa a San Lorenzo. Además
del terceto central formado por Pedro Sará, Gabriel Uñate y Domingo
Martorelli, quienes aparecen aquí en una tapa de El Gráfico de ese año,
integraban aquella línea de ataque los punteros Héctor Odasso y Omar
Enrique Ludueña. Sólo Odasso no llegó a jugar en Primera para el
“Ciclón”. Sará sería ídolo en España jugando para el Oviedo, al punto de
que se radicó y falleció en 2004 en proximidades de ese club.

El delantero Rubén Koroch, otro genuino producto de las inferiores de
Sportivo Belgrano que se destacó en el fútbol “grande”. Campeón con el
club de la Liga Cordobesa en 1954, fue transferido en 1957 a Estudiantes
de La Plata, donde cumplió desempeños que le permitieron ser tapa de
“El Gráfico”.

Junto con Koroch, llegó en 1957 de Sportivo Belgrano a Estudiantes el
también delantero Felipe Bracamonte, quien no se destacó mucho en el
club platense pero sí en Quilmes, con el que ascendió de la “B” a la “A”
en 1961. A partir de 1962 y hasta 1970, fue figura en Chile jugando
para Unión San Felipe, Magallanes y Unión La Calera.

Considerado el mejor arquero extranjero y uno de los máximos ídolos en
la historia de Atlético Nacional de Medellín (club con cuyo equipo de
1978 posa en la foto), Raúl Navarro ingresó a Sportivo Belgrano en 1958
con 16 años. Tras ser campeón cordobés con el club en 1962 pasó a
Huracán, donde cumplió muy buenos desempeños entre 1963 y 1970. Llegó a
jugar un partido para la selección colombiana en 1976

Otro orgullo de la cantera de Sportivo: Enzo Trossero. Nacido en
Esmeralda (Santa Fe), San Francisco le quedaba muy cerca, y mientras
hacía el secundaria en la ciudad cordobesa comenzó a jugar para el club a
los 15 años. A los 16 ya estaba en la primera de los “verdes”
alternando nada menos que con el “Cholo” Simeone, y ese mismo año
integró la selección cordobesa. Adquirido por Colón en diciembre de
1971, rápidamente saltó a la fama vistiendo la casaca rojinegra.
Independiente lo compró para el Nacional ’75 y a partir de allí se
convirtió en un baluarte defensivo del “Rojo”, primero al lado de
“Pancho” Sá y ya a partir del año siguiente como compañero de zaga de
Hugo Villaverde, con quien ya había compuesto una gran pareja de
centrales en Colón. Con los de Avellaneda fue varias veces campeón
local, y en 1984 tocó el cielo con las manos al ganar la Copa
Libertadores y la Intercontinental.

Iniciado en Sportivo Belgrano, el enganche Sergio Oscar Luna llegó a
Vélez con 18 años en 1976. Allí insinuó buenas condiciones, pero no
terminó de explotar y quedó relegado. Luego de tener algunas buenas
actuaciones en la “A” jugando para Sarmiento de Junín y San Lorenzo a
comienzos de los ’80 pasó al fútbol de Bolivia, donde terminó
convirtiéndose en ídolo. Es el padre de Damián Luna, jugador de San
Lorenzo e Independiente en los últimos años.